El sembrado de grass o césped natural y el agua que por su regadío allí se acumula y filtra al subsuelo, podría destruir toda la estructura de adobe de la enterrada iglesia Santa María Magdalena de Ciudad Eten, donde hace 372 años apareció el Divino Niño del Milagro en la hostia consagrada. Y, asimismo, acabaría con los rezagos de una investigación iniciada hace diez años, que pudo haber dado con uno de los mayores descubrimientos arqueológicos e históricos en esta parte del país.

Zona donde se desarrolló la excavación de la iglesia en la que apareció el Niño del Milagro en Ciudad Eten. En la PORTADA, este espacio ha sido cubierto irregularmente de grass .

Esta grave situación fue observada por el profesor universitario Ramón Orrego Serrán, natural del lugar, preocupado por la forma cómo un llamado comité multisectorial dispuso cubrir las excavaciones arqueológicas de esa zona; por lo que ha pedido la intervención de la Dirección de Cultura y del mismo Ministerio de Cultura.

Consultado el director de Cultura de Lambayeque, arqueólogo Alfredo Narváez, afirmó que “el mantenimiento de este espacio se ha visto afectado por siembra de césped, pues esto requiere abundante riego y eso perjudica el contenido del subsuelo y los vestigios arquitectónicos”. Anunció que la Oficina de Patrimonio Histórico de la DDC tomará cartas sobre el asunto.

Por su parte, el regidor de Cultura de la Municipalidad de Eten, Julio Nanfuñay, mostró su extrañeza por el hecho y protestó por lo que, además, dijo, se ha hecho a espaldas de la corporación edil.

En este lugar se encontraron restos humanos aún en investigación.

Símbolo de la memoria Muchik

En agosto del 2009 los arqueólogos buscaron rescatar la sepultada iglesia Santa María Magdalena, espacio arqueológico colonial que simboliza parte esencial de la memoria colectiva Muchik en Lambayeque y bajo cuya nave, según la tradición, apareció el Niño del Milagro. Los trabajos los financió la Unidad Ejecutora Naylamp, con el respaldo del Museo Tumbas Reales de Sipán y el apoyo logístico de la Municipalidad de Eten. Para ello, se autorizó la investigación al arqueólogo Jorge Alberto Centurión.

El espacio que ocupó la antigua iglesia era un terreno baldío. Solo se veía la cabecera de unos muros. Uno de ellos correspondía a la torre-campanario. El otro, a una capilla lateral. Los restos se hallaban sobre una terraza de arena cubierta por grama salada. Su entorno lo constituían dunas de arena y humedales.

A pocos años de la conquista española, la trascendental jerarquía de Eten como principal proveedora de recursos marinos al valle de Lambayeque permitió que, por disposiciones virreinales se redujera al noroeste del Cerro Las Campanas, estableciéndose el primer pueblo de indios de Eten y edificándose la Iglesia Santa María Magdalena posiblemente en la segunda mitad del S XVI.

El 2 de junio de 1649 se produjo un milagro que marca hasta ahora parte de la vida diaria e identidad de esta población: Un niño apareció en la hostia consagrada en la víspera del Corpus junto al Altar Mayor, constituyéndose así en el principal referente religioso de las antiguas poblaciones del litoral. El segundo milagro ocurrió el 22 de julio. Con el paso del tiempo la iglesia quedó en abandono, hasta que fue cubierta por las arenas.

Por otro lado, desafortunadamente la capilla actual (mal llamada santuario según el mismo Obspado) fue construida en 1972 sobre los restos de la Iglesia en estudio. Se presume que el presbiterio (altar) de la iglesia sepultada, se hallaría bajo esta construcción moderna.

Descubrimientos

Las excavaciones del 2009 al 2010, mostraron parte de la arquitectura prehispánica. En el sector noreste (torre-campanario) se documentaron restos de una rampa y plataforma de factura prehispánica de filiación cultural Lambayeque, que se encontrarían debajo del nivel de construcción del templo colonial. En cuanto a la arquitectura, se trataría de un templo de una sola nave, de 52.50 metros de largo y 15.75 metros de ancho, a la cual se adosaron ambientes posiblemente destinados a capillas, sacristía, entre otros.

Hasta que concluyó esa parte de la investigación, se había encontrado más de 115 entierros coloniales, que corroboran la tradición de que las iglesias peruanas y sus atrios se utilizaron para estos fines. Los entierros se habrían realizado simultáneamente evidenciando una muerte masiva de pobladores quizá por alguna epidemia o desastre natural en el siglo XVI o inicios del XVIII. Casi todos los esqueletos, en su mayoría de infantes y niños están con las manos cruzadas sobre el plexo solar o sobre el pecho, evidenciando su fe cristiana.

PARA EJECUTAR SU TAREA, LOS ARQUEÓLOGOS CUBRIERON TODO ESTE ESPACIO Y AL FINAL LO PROTEGIERON ADECUADAMENTE.

El “sellado” de las excavaciones

El 2010, al parecer por causas económicas, el proyecto paralizó. Se levantó una cobertura de protección. El comité multisectorial aduce que el 2018 solicitó a la Dirección de Cultura le permitiera sellar las excavaciones y que, además del permiso, les brindaron asesoramiento. Al final, se cubrió el espacio y los dineros gastados por el Estado se fueron al agua, porque todo eso ha desaparecido.

Al respecto, el arqueólogo Centurión señala que el asesoramiento y autorización de sellado de las evidencias de la iglesia por la DDC-Lambayeque, no es un certificado de posesión o administración de un espacio protegido por el estado. La Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación, 28296, señala que todo bien inmueble integrante de este patrimonio es intangible, inalienable e imprescriptible. Asimismo, toda edificación nueva, remodelación o restauración, o cualquier otra, requiere autorización del Ministerio de Cultura.

En este sentido, Cultura puede disponer la paralización y/o demolición de la obra que contravenga, cambie o desconozca las especificaciones técnicas vinculadas al patrimonio cultural. Las acciones que ordene el Ministerio, se ejecutarán por la vía coactiva y todo gasto será asumido por los infractores.

"si el producto de este desconocimiento está ocasionando daño al patrimonio cultural que yace bajo esta edificación, habría que retirarlo".

Sobre la capilla

Sobre la capilla construida con ladrillos, fierros y cemento encima de los restos de la antigua iglesia colonial, el arqueólogo Centurión señala que probablemente los pobladores de la época desconocían el tratamiento especializado que debe recibir el Patrimonio Cultural de la Nación; más aún si se trata de adobe con una antigüedad de más de tres siglos, en un ambiente altamente salino de permanente humedad y pobre resistencia del suelo, por la superficie arenosa y proximidad al litoral marino. “Debemos ser conscientes del importante valor histórico que tienen estos restos. Son una joya arquitectónica, no solo porque es la primera iglesia colonial franciscana de esta parte del valle, sino también, por ser testigo del primer milagro eucarístico de las américas, único espacio con carácter sacro por el milagro eucarístico que tiene el Perú”.

Otro argumento es porque alrededor de estos restos se encuentra enterrado el pueblo colonial mochica Santa María Magdalena de Eten. “Por ello, si el producto de este desconocimiento está ocasionando daño al patrimonio cultural que yace bajo esta edificación, habría que retirarlo, al igual que el grass sembrado sobre las bases de la nave de la iglesia colonial”, afirmó.

Centurión recordó que la Ley de Municipalidades permite al municipio de Eten cooperar con el Ministerio de Cultura en la protección del patrimonio cultural y dictar medidas, con previa opinión de la Dirección de Cultura. Al respecto, Narváez comentó que coordina con la entidad edil un plan museográfico que integre aspectos culturales, ambientales y religiosos de la zona. (Larcery Díaz Suárez)

Tomado del portal: Miraporellos.pe

Publicado en el diario La Industria, de Chiclayo, el miércoles 10 de marzo del 2021. Sección Cultura. Pag. B1.