Todas las tardes, desde hace 25 años, tres hermanas solteras, de 93, 92 y 88 años de edad, se dedican a resolver los crucigramas que publican algunos diarios. Y hoy, más que nunca y desde hace nueve meses, lo hacen en absoluto aislamiento y de luto, por el fallecimiento en setiembre del último de sus hermanos varones. 

La partera o comadrona de comienzos del siglo pasado, trajo al mundo a las últimas tres de once hijos del matrimonio que, en Ciudad Eten, distrito de Chiclayo, 20 kilómetros al suroeste de la capital de Lambayeque, formaron José Mercedes Ángeles Ésqueche y Petronila Ñiquen Chafloque: María Maura Ángeles Ñiquen nació el sábado 15 de enero de 1927, María Albina el 5 de febrero de 1928 y María Fusca, el 13 de febrero de 1932.

María Albina, María Maura y María Fusca.

María Maura y su entretenimiento favorito.

El año en que la mayor, María Maura, vino al mundo fue el año en que nacieron el que se convertiría en famoso escritor colombiano y Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez (06/03/1927, Aracataca; †17/04/2014, Ciudad de México) y el 265° papa de la Iglesia católica Benedicto XVI (16/04/1927, Marktl, Alemania). 

También fue el año en que en Perú nació el poeta Juan Gonzalo Rose, para quien la poesía era música de pocos y la música poesía de muchos. Se recuerda que motivado por esa idea incursionó en la composición de valses y alcanzó gran prestigio como escritor de canciones. El punto de partida fue “Tu voz”; tema que, cantado por la chiclayana Tania Libertad en el Festival de la Canción de Chiclayo, de 1970, se impuso a “Y… siempre aquí”, de Armando Manzanero, de quien recordamos falleció el lunes 28 de diciembre último.

Fue el año en que Perú era gobernado por un lambayecano: Augusto Bernardino Leguía y Salcedo; la moneda era la Libra Peruana y las líneas telegráficas estaban en plena construcción en Chiclayo como en otros lugares del país. Un 13 de noviembre de 1927, la Selección Peruana celebró por primera vez en un agónico triunfo ante Bolivia en la Copa América 1927. Ese año, en Ciudad Eten era alcalde José de la Rosa Farro y Lora.

Aún en 1927 quedaban estragos de los años 1925 y 1926, en que se registró en el Perú uno de los más intensos Fenómenos El Niño de todo el siglo XX. Su gran magnitud es únicamente equiparable a la de los eventos ocurridos en 1982-1983 y 1997-1998, según refiere Antonio José Chang Huayanca, en “La cobertura periodística del Fenómeno El Niño de 1925-1926 en el diario El Comercio de Lima”. En la edición del 26 de marzo de 1925 se señala que la estación radiotelegráfica de Eten dejó de transmitir información a Lima a consecuencia de las lluvias torrenciales caídas en el litoral. Debido a eso, la Superintendencia del servicio radiotelegráfico del Perú dispuso la partida a Eten de un aeroplano, para que averiguase los pormenores de la situación. En el aeroplano iba el ingeniero Gerald A. Slater, y despejó desde Bellavista en dirección al norte. La partida del aeroplano era un acontecimiento inusual para los lectores de la época, lo que generaba grandes expectativas sobre el resultado de la misión.

¿Por qué tres Marías?

La pareja de esposos Ángeles Ñíquen adhirió el de María a los nombres que llevan Maura, Albina y Fusca, porque amigos y familiares ya les habían sugerido a los padres que no las bautizaran solo con las nominaciones que traía el calendario de Bristol. El “Almanaque pintoresco de Bristol” es una publicación de una empresa norteamericana que promocionaba sus productos de jabonería y perfumería y divulgaba consejos. Se publica desde 1832, siendo muy popular en Latinoamérica desde principios del siglo XX. Aparte de estudios sobre predicciones del tiempo, mareas y cálculos astronómicos, fue objeto de consulta popular para decidir el momento propicio para la siembra o salir a pescar, hasta la fecha más adecuada para cortarse el cabello, poemas o epigramas, chistes, frases célebres y datos curiosos. Al padre de las tres Marías, don José Mercedes, acudían los vecinos solicitándole ver, de acuerdo al Bristol, con qué nombre cristianizar a sus primogénitos. Tras consultar su “enciclopedia”, salían satisfechos.

Por su popularidad, el Bristol es mencionado, entre otros escritores, por Gabriel García Márquez en las novelas “La hojarasca” y “El amor en los tiempos del cólera”, así como en sus memorias “Vivir para contarla”. Y es que, además, incluía datos religiosos cristianos y cómputos eclesiásticos como fechas de las témporas, las fiestas móviles y el santoral completo para cada día del año.

De ahí se valieron los padres Ángeles Ñiquen para extraer los nombres de sus hijos. A una de ellas la iban a bautizar como Juana Francisca Frémyot de Chantal, porque el día que nació, 21 de agosto, el Bristol lo registraba así. Se salvó por la crítica de los hermanos mayores que los obligaron a deponer esa costumbre. Doña Juana Francisca Frémyot baronesa de Chantal (Dijón, 23 de enero de 1572 – Moulins, 13 de diciembre de 1641), fue una santa religiosa y mística francesa, cofundadora de la Orden de la Visitación de Nuestra Señora.

Al final, la hija se quedó como Francisca Fremiot Ángeles Ñíquen, quien en 1968 se convirtió en una de las primeras profesionales del lugar luego de egresar de la Universidad Nacional de Trujillo con el título de Profesora. En 1992 fundaría en Ciudad Eten el Colegio “Santa Rita de Casia”, que hoy ya tiene 28 años. Ella, junto a sus hermanos mayores Pablo Makario, Francisco Solano, Rómulo, Gregorio Rogelio, Manuel Mausoeto, Berner Ertan y Manuel Flamidiano, ya descansan a la diestra del Señor.

Parque de Ciudad Eten. (Foto Luis Rodríguez Sánchez) .

La población en donde viven 

El origen de Ciudad Eten se remonta a épocas pre hispánicas, donde podría haber sido un asentamiento de pescadores, agricultores y artesanos. Fue elevada a la categoría de villa (Villa de la Magdalena de Eten) el 26 de octubre de 1888. Como distrito fue creado el 19 de noviembre de 1954, cuando contaba con 10,868 habitantes. Según los censos del Instituto Nacional de Estadística-INEI, su población aumentó en 1993 a 11,195 habitantes; pero disminuyó el 2005 a 11,119 y en el 2007 a 10,673. Incluso la población estimada del 2014 y 2015, respectivamente por el INEI, precisaba 10,672 y 10,571 habitantes. El último censo de 2017 registra a solo 8,863 habitantes. Se explica esto porque los jóvenes o adultos, emigran a la capital del departamento, de la República o a otros sitios del país en busca de nuevos horizontes.

Y, lo curioso que se observa es que, en cada uno de los últimos censos, en Ciudad Eten hubo un promedio de 300 a 500 más mujeres que hombres: En 1993, se registraron a 5,751 mujeres y 5,444 hombres; en el 2005: 5,719 y 5,400; y en el 2007 fueron 5,594 mujeres y 5,079 hombres. El último censo del 2017 registra también a 4,685 mujeres y 4,178 hombres. De todos ellos, son mayores de 65 a más años de edad solo 690 mujeres y 542 hombres. La mayoría son adolescentes y jóvenes. Aquí sobresalen las tres Marías.

Ciudad Eten es cuna de artesanos que la han encumbrado como la Capital del Sombrero al confeccionarse allí el Sombrero más grande del mundo; héroes como Pedro Ruiz Gallo y Francisco Pinglo Chunga; reconocidos músicos que allí han crecido y se han inspirado como José Escajadillo; destacados intelectuales, cuyos libros son reflejos de la vida de este lugar; tales como “Aspectos Criollos” (1935) de José Mejía Baca, “El daño” (1942) de Carlos Camino Calderón y “Puerto Cholo” (1955) de Mario Puga Imaña. Vale mencionar los relatos de Augusto León Barandiarán y Rómulo Paredes en “A golpe de arpa” (1935) y de José Barragán Carvallo, en “Páginas de oro lambayecanas” (1965); y, sobre todo, es una tierra sagrada, tras la aparición del Niño Jesús en la hostia consagrada hace 371 años. Desde la Parroquia Santa María Magdalena, gracias al sacerdote Eleuterio Vásquez Gonzales, Padre “Lute”, se busca que Eten sea considerada por el Vaticano como Ciudad Eucarística.

Una de las últimas promociones de la escuelita.

La “escuelita” de las señoritas 

En los años cincuenta, cuando el papá, don José Mercedes Ángeles Ésqueche llegó a ser alcalde de Ciudad Eten, no existían los jardines de la Infancia pese a haber transcurrido 20 años de su fundación en el Perú. En su vivienda, una amplia casona en la que habitaban, en la esquina de la avenida 8 de octubre y Pedro Ruiz, sus hijas, las señoritas Ángeles, la convirtieron en una escuelita para que los niños de bajos recursos aprendieran las primeras letras. Más de 200 niños egresaron sabiendo el abecedario y algunas palabras.

Cada pequeño llevaba su banquito o allí se lo proporcionaban y desde el primer día de clases, de las primeras horas de la mañana hasta el mediodía, ya podían dibujar los palotes en sus cuadernos o, en todo caso la primera letra del abecedario. Muchos llegaron a ser grandes profesionales. Alguno, como el hoy ingeniero Germán Puican Zarpán, fue alcalde de la ciudad. Cuando ocupaba tan importante cargo recordó la vez que la educación y orientación de la infancia le permitieron ser lo que es y reconoció públicamente, en ceremonia en el parque principal, con resolución y diploma, la labor de sus maestras.

El entonces alcalde Germán Puican, con sus profesoras de infancia.

Por las tardes, Maura y Albina se dedicaban a tejer. Y lograron elaborar paños, manteles y sombreros, costumbre ancestral del lugar, muchos de los cuales aún conservan. Y mientras la escuelita funcionaba en casa, en 1965 María Fusca inició estudios de enfermería. Fue becada al extranjero y demostró ser una de las mejores profesionales en su rama, en la posta médica de Salud en Monsefú, 4 kilómetros al norte de su lugar de residencia, donde muchos pacientes aún la recuerdan. Cuando se jubiló, en 1995, los hermanos mayores y ella decidieron que sus hermanas dejaran de lado la escuelita y el tejido y descansaran de los tantos años de enseñanza de las primeras letras; esfuerzo que además les había impedido encontrar pareja para que las acompañe a formar una familia como la buena en la que habían sido formadas. 

María Fusca en su librería. Antes, en EEUU, becada recibida en caravana.

María Fusca estableció una librería que denominó “Petita”, en homenaje a su madre Petronila; que, aparte de su pensión y el apoyo de sus hermanos mayores, les permitió mantenerse con la venta de libros, cuadernos y demás. El negocio también era atendido por su hermana María Albina. Es decir, nunca dejaron las letras. 

Y, aparte de los quehaceres de casa, por las tardes se reunían y aún reúnen para llenar los crucigramas, tranquilamente sentadas en los muebles ubicados en su amplia sala de 5 metros por 4; una habitación que para llegar a la puerta de la calle 8 de Octubre, solo la divide una mampara. En este salón se observa un cuadro con la fotografía de sus padres. La esquina, donde las tres se sientan, la preside la imagen de la Virgen de Guadalupe, traída desde México. En la otra esquina, un televisor de 32 pulgadas; y en una de las paredes, fotos de sus seres queridos que partieron y a quienes rinden tributo. En el comedor están las fotografías de los sobrinos nietos de esa gran familia, muchos hoy ya jóvenes o adultos.

Las adultas mayores

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera adulto mayor a cualquier persona mayor de 60 años. Algunos, adultos mayores disfuncionales debido a que, a causa de los problemas naturales que conlleva el envejecimiento, necesitan ayuda para llevar a cabo sus actividades cotidianas. Además, las personas de la tercera edad son más vulnerables a diversas enfermedades y por lo tanto requieren una constante observación y atención médica. Por otra parte, debido al aumento en la esperanza de vida, al proceso natural de envejecimiento y a la vulnerabilidad física, social y psicológica se ha incrementado el número de padecimientos y sus complicaciones, con predominio de las enfermedades crónicodegenerativas, aunado a una vida más prolongada en que se presenta un detrimento de la calidad de la misma.

Es importante considerar que es posible ser un adulto mayor saludable, ya que el envejecimiento es un proceso de cambios que tiene el organismo a través del tiempo y puede ser negativo o positivo, según nuestro estilo de vida. Si uno ve a las tres Marías, notará que su estilo de vida les ha permitido mantenerse aún lúcidas y, a pesar de los achaques y su lerdo andar, con buen ánimo; con los que en estos momentos de pandemia y nueve meses de encierro se les permite.

En el Perú existen más de tres millones de adultos mayores, quienes en su mayoría presentan alguna enfermedad crónica, dice María Fusca, al recordar sus estudios de enfermería y refiriéndose a lo que explica el doctor Elmer Huerta, asesor médico de Radio Programas del Perú, que escucha porque señala que el galeno explica los cuidados que se debe tener, ya que son una población vulnerable de contraer el coronavirus. Y está al tanto de estos consejos porque con sus hermanas son personas solas y prácticamente ella cuida de las tres, ella incluida. Felizmente en estos nueve meses solo una vez acudió un médico de Monsefú, el doctor Miguel Manrique Rodríguez, por el ligero resfrío de María Maura; pero sirvió para que las chequee a todas; “más ahora que la esperanza de vida es en promedio 80 años, el doble de lo que era a inicios del siglo XX. La clave es envejecer con gracia”, repite María Fusca, con palabras del doctor Huerta.

Eso sí, para ir a la tienda de la esquina, a pocos metros, entre 8 de Octubre y Pedro Ruiz, de donde se abastecen y para evitar el contagio, se coloca su mascarilla, guarda su distancia y al volver se lava las manos, siguiendo la recomendación médica.

De acuerdo con la Gerencia de Salud, al 30 de diciembre Lambayeque registraba 3,008 muertos y 33,346 casos positivos de Covid. La mayor cantidad de muertos y contagiados se da en las capitales de las provincias de Chiclayo, Lambayeque y Ferreñafe y en los distritos de José Leonardo Ortiz, La Victoria y Monsefú. En Ciudad Eten, donde residen las tres Marías, han fallecido 43 personas y hay 245 contagiados.

Cada tarde las tres hermanas resuelven sus crucigramas.

Las palabras cruzadas 

Para resolver sus crucigramas, cada una de las tres Marías ha creado su propio léxico, escrito a mano en libretas o cuadernos, en los que registran las palabras que encuentran y el significado que les resulta al llenar los espacios de las letras cruzadas; palabras y significados que no han hallado en su diccionario de bolsillo, porque no usan un índice especializado de la Real Academia Española de la Lengua.

Les pregunto a las Marías cuál es la palabra más difícil que hayan encontrado por resolver. “Todas son difíciles”, me responden, aludiendo a que cada palabra tiene su propio contenido, no solo formal sino del sentido o la interpretación que se le pretenda dar; al menos, en un crucigrama. Y, en efecto, de acuerdo con Manuel Seco, de la Real Academia Española, podemos encontrarnos con una gama de diccionarios, que oscila entre las treinta mil palabras –que contiene un diccionario de bolsillo- y las trescientas mil, que abarcaría el Diccionario histórico de la Academia. Además, el léxico de un idioma, conjunto de palabras que están a disposición de sus habitantes, no es permanente e inmutable. En cada momento hay palabras que entran en circulación, se ponen de moda, cambian de forma, caen en desuso y las que se olvidan.

Según el Diccionario de Dudas y Dificultades del mismo Seco, Cruci es un prefijo del latín crux, ‘cruz’: como crucífero o crucifixión. Y ‘grama’, es sufijo del griego gramma, ‘letra’: telegrama. o sea, trazado cruzado o palabras cruzadas. En todo caso, “es una actividad lúdica en la que se deben descubrir palabras que se entrecruzan, a partir de definiciones o sugerencias y de las pistas que van generándose con el conocimiento de las letras de otras palabras que hayamos acertado”. Es decir, dada una pregunta, uno busca relacionar su significado con palabras de otras respuestas que se cruzan. Y, para hacerlo, hay que conocer qué significa o qué relación tiene con otra u otras palabras.

Se dice que el primer crucigrama, de las ruinas de Pompeya, en el Siglo I, fue encontrado en 1980 en un cuadrado Sator, un juego similar al de un crucigrama (aunque utilizaba bustrofedones). Un bustrofedón consiste en redactar alternativamente un renglón de izquierda a derecha y el siguiente de derecha a izquierda o viceversa Aparece en inscripciones arcaicas, entre ellas las griegas. El 21 de diciembre de 1913, Arthur Wynne, un periodista inmigrante de Inglaterra, publicó en el New York World (EEUU) un rompecabezas llamado “word-cross” (‘palabra cruz’). Se cita como el primer crucigrama y a Wynne como el inventor. Más tarde, el nombre fue cambiado a “crossword” (‘crucigrama’ en inglés).

“Diccionario” creado por ellas y un ejemplar de las palabras cruzadas resuelto.

Los diarios a los que acuden las tres Marías traen crucigramas con palabras que no son muy triviales pero que tampoco las obliga a consultar la enciclopedia. El castellano es un idioma agradecido para estos juegos: “Se presta muy bien porque tiene cambios de género, tiene singular y plural, prefijos, sufijos… lo que permite una gran variedad”, dice el profesor Florentino Paredes García, catedrático del Departamento de Filología, Comunicación y Documentación de la Universidad Alcalá, de España. Además, las señoritas nunca han participado de los concursos de dinero o artefactos que algunos crucigramas ofertan. Los llenan por pura diversión y entretenimiento y porque con eso, además, llenan el mucho tiempo que tienen; paradójicamente, del poco que les resta de vida. 

Fallecidos sus padres, las señoritas Ángeles Ñíquen encontraron la forma de pasar el tiempo. Hasta hoy, Albina aún madruga a esperar la lechera, de los porongos en los que se distribuye la leche de vaca, y recibir el pan para el desayuno. Por las tardes sirve el lonche, con su tazón de avena para cada una. Maura cocina el almuerzo diario. A sus 93 años y pese a lo débil de su contextura, su conocimiento gastronómico y arte culinario, hacen de los platos una delicia. Y Mary, “la joven”, atiende la librería, hoy cerrada desde hace nueve meses por la pandemia, al igual que toda la casa, donde las tres permanecen aisladas. Ahora ayuda a limpiar la casona.

Antes de la cuarentena, iban a misa de padre “Lute” a las 7:30 de la mañana, todos los domingos. Ahora la siguen todos los días a partir de las 8:00 am por la tele o en el Facebook, a través del celular de María Fusca, quien a la fuerza aprendió a manejar el móvil para comunicarse con su familia lejana.

Por las tardes toman los periódicos y tras leerlos resuelven sus crucigramas. La facilidad o dificultad para llenarlo dependerá de qué tantos conocimientos manejen para cubrir los cuadraditos. Pero, como hemos dicho, ellas tienen su propio estilo y su propio diccionario, cuyas libretas o cuadernos pequeños, se han deteriorado de tanto manipularlos y han pasado en limpio, de puño y letra, como una de las tareas que obligaban a cumplir, años ha, a sus decenas de alumnos.

También resuelven las sopas de letras.

Su estimulación cognitiva 

Al parecer, es cierto aquello de que completar un simple crucigrama o una sopa de letras ayuda a la estimulación cognitiva del adulto mayor. Ocurre que a lo largo de la vida se experimenta una serie de cambios que se traduce en pérdida de memoria, alteración del juicio, razonamiento abstracto, concentración, atención y pérdida de habilidades motoras. Los estudiosos advierten como fundamental que las personas mayores de 60 años realicen algunas actividades que les permita entrenar su mente. Ello, porque las funciones cognitivas son uno de los elementos que ayuda a las personas para mantenerse activas, autónomas e independientes en su diario vivir. “El crucigrama es un ejercicio de la memoria, porque estimula la intuición, la deducción, ayuda a formular hipótesis, mejoran el conocimiento del lenguaje…”, enumera Florentino Paredes.

Esto que ‘sucede’ en el cerebro al resolver estos acertijos lo explica Ángel Martín, vocal del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología: “Estos ejercicios activan zonas cerebrales, las ponen en marcha”. Lo que resulta muy beneficioso para cualquiera, pero especialmente “en el caso de personas que sufren deterioro cognitivo…; y, desde el punto de vista neurológico son muy adecuados, porque estimulan la atención, la memoria…”. Además de ayudar a la función cerebral, de ‘entrenar’ las neuronas, los pasatiempos, “lejos de ser una pérdida de tiempo como algunos creen o de tratarse solo de un entretenimiento, también pueden resultar una terapia adecuada”.

Por su parte, José Elías, psicólogo sanitario y pionero en España en humor y risoterapia, señala que además de entrenadores de las neuronas y aliados contra el estrés, los pasatiempos son también solo eso, una manera de pasar el tiempo. Una buena manera. “El crucigrama me encanta, en mi opinión es el más interesante y, desde el punto de vista lingüístico, es una fuente de aprendizaje de nuevas palabras, aunque no las vayas a usar luego. Un crucigrama exige intuición, trabaja la deducción, la memoria…”.

Se diría que a las tres Marías las palabras habladas y más las escritas, las han ayudado a mantener despiertas sus neuronas, para recibir, procesar y transmitir información, dada la lucidez que aún demuestran.

De vez en cuando se sientan a la mesa para jugar bingo. María Fusca canta fuerte los números. Por su avanzada edad, Maura y Albina apenas escuchan, pero sí me cuentan sus anécdotas familiares y vecinales y recuerdan nombres, apellidos y apodos de quienes las vivieron.

Cuentan del legado etnográfico que sobre Eten dejó el etnógrafo alemán Henrich Brüning, quien vino a Perú en 1875, donde residirá más de 50 años. Sus anotaciones sobre la lengua de Eten y la idiosincrasia de los pobladores de la costa son la fuente de sus publicaciones (Schaedel, 1988). Bruning afirma que del idioma muchik han quedado todavía algunos restos en la villa de Eten, su último reducto; y antes que se extinga por completo se debía mandar salvar de él lo que fuese posible.

Eten es el escenario de varios de los relatos presentados en el libro, uno de ellos es el titulado “Villa de Eten”. La narración inicia presentando a Eten  como un lugar de misterio, el pueblo está cubierto por un espeso velo desde tiempos prehispánicos, antes, incluso, de que el mítico Naylamp fundara Lambayeque y también de que se oyeran las primeras palabras del dialecto muchik. El narrador se presenta como un “nosotros” que lleva al lector de la mano por las recién reconstruidas viviendas de la villa. Se hace la indicación que estas casas fueron destruidas como parte de la campaña de salud para combatir la peste bubónica que azotó el lugar en 1906. 

Según María Fusca, don Enrique Brüning tuvo en Eten más de cien compadres, ya que se ganaba la confianza con los pobladores, con los que incluso tomaba chicha de jora.

María Fusca traduce algunas incógnitas que este cronista inquiere y que ha podido encontrar de Benjamín Calderón y Calle, en Motivos folklóricos de la Villa Etem (Archivo etnográfico José María Arguedas, Recopilaciones de folclore a cargo de docentes del Ministerio de Educación), como la costumbre de colocar apodos a las personas incluso como nombres propios para el registro civil.

“Como esta costumbre es generalizada entre todos los de esta Villa, resulta que los párrocos, el empleado del registro civil, como el del militar y aún electoral, así como los maestros de las escuelas, se han visto en grandes apuros para inscribirlos, porque cuando les han preguntado por su nombre siempre les han dado su apodo o sobrenombres, porque desde que nacieron les han llamado así y raro es el que de primera intención le diga el de pila. … Y son tan conservadores, que los apodos los transmiten de generación en generación”. 

Las tres Marías cuentan también de otras costumbres, como el bautismo, el matrimonio o el sepelio o funeral en Eten, que se habían enraizado en la población, pero que poco a poco han ido desapareciendo. Solo queda, para un funeral, el acompañamiento al ataúd con una banda de música, que va entonando el lamento por las calles principales de la ciudad rumbo al cementerio. Eso, sin antes llevar al difunto a la misa de cuerpo presente en el templo católico.

El “lonche” de la tarde.

Por las noches, tras el lonche con su pan y tres tazas de avena, las tres Marías conectan la televisión, de 6:00 a 8:00 pm, para actualizarse de los acontecimientos y solo en el canal estatal. Y los comentan. Eso también las ayuda a resolver preguntas de algún crucigrama. Después, las tres hermanas se van a dormir, esperando el siguiente día que, en estos tiempos, al parecer será el mismo de ayer o del año que pasó. (Larcery Díaz Suárez. Periodista) 

Tomado de: Miraporellos.pe

El “cierre” del día, a la espera que mañana sea mejor.